miércoles, 13 de enero de 2010

Nuevas opiniones Políticas a días de las elecciones Presidenciales en Chile

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A días de las elecciones presidenciales en Chile sectores políticos sociales “progresistas”, palabra tan utilizada en el marco de esta campaña electoral, han venido generando una serie de opiniones que van de frente llamando a votar nulo, a construir desde ya la oposición cualquiera sea electo o bien, al establecimiento de mínimos acuerdo con el candidato de la concertación y votar por su opción “aunque duela y de nauseas”.

La repugnante elección presidencial en Chile lleva a dos opciones de un mismo engendro: El poder del capital, reflejados en una ideología fascista empresarial por una parte y por otra, una ultra conservadora rastrera a los intereses de las Corporaciones económicas. Los candidatos del neocapitalismo se disputan voto a voto, en medio de guerras sucias y chantajes emocionales. Las paradojas de una falsa Democracia. Gobernar o cogobernar para el poder del capital y el fascismo.

INDICE

 Movimiento Surda: Por la derrota del poder de las derechas: A construir la oposición creciente de las mayorías y el Nuevo Chile

 Opinión de la organización Política Wallmapuwen con llamado a votar NULO

 VOTAR HASTA QUE DUELA (Manuel Cabieses Donoso)

 Representaciones de Organizaciones Mapuches firmaron acuerdo con Frei

 ELECCIONES PRESIDENCIALES, DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA (Observatorio Ciudadano)

 Consejo de Todas las Tierras llamaría a votar NULO

 ¿Qué será de Chile sin la Concertación? (Marcos Roitman Rosenmann)

 Opinión Alvaro Ramis: Con Frei se lucha Mejor.

 Carta Paola Castro, ex Candidata a Diputada, distrito 50 Temuco (Temuco – Padre las Casas)

 Comunicado Coordinadora Arauco Malleco

 Pronunciamiento Coordinación Movimiento Generación 80 – G80

 Resolución del Partido Humanista de Chile

 Opinión Del Movimiento SURDA

 Discurso de Marco Enríquez Ominami post Primarias

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Declaración del Movimiento SurDA a días de la segunda vuelta presidencial

Pasaron los días tras la primera vuelta del 13 de diciembre, y todo parece indicar que los pronósticos de que sus resultados provocarían una inflexión política de rango histórico en nuestro país parecen confirmarse. Mucho más que un eslogan electoral, la frase “Chile cambió” va concretándose en numerosas expresiones visibles a los ojos de todo quien (sin prejuicios ni intereses preconcebidos) quiera verlas. A pesar de la permanencia de las pesadas estructuras y herencias políticas, sociales, culturales y económicas que nos deja el Chile dictatorial y neoliberal que nos precede, vivimos tiempos en que importantes transformaciones y rupturas maduradas durante los últimos tiempos, comienzan a ser manifiestas e innegables, incluso para quienes las han torpedeado e intentando ocultar y obstruir.

Primero que todo, asumimos como un acierto nuestra participación activa en la campaña presidencial de Marco Enríquez-Ominami, que aún tiene a muchos analistas y miradas conservadoras intentando traducir lo nuevo a los parámetros y filtros de análisis propios, precisamente, de lo que está comenzando a quedar atrás en nuestro país. Algunos parecieran exigir que asumamos que nada ha pasado, que se trata de lo mismo de siempre, y que, por tanto, tengamos que asumir también las mismas posturas y lógicas a las que nos tiene acostumbrada la política añeja de la transición pactada, la de una democracia muy imperfecta e insuficiente, la de negociados y transacciones hechas entre cuatro paredes por unas elites cada día más desprestigiadas y carentes de legitimidad.

Así, se exige de hecho, que Marco y quienes participamos de su candidatura asumamos “un liderazgo” que implica endosar y “llamar a votar por”, como si a ese un millón y medio de chilenas y chilenos, y sus demandas, anhelos, y distintas identidades, hubiera que reducirlos a un botín de negociaciones, a algo monolítico y traspasable al candidato del continuismo. Nos llaman a “definirnos” como si el puñado de hombres y mujeres que participamos más directamente en la campaña de Marco tuviésemos la manija para hacerles creer a quienes optaron por nuestra candidatura, que de lo que se trataba finalmente era optar por el “mal menor” para sumergirnos en el miedo a que ganen los más reaccionarios y dictatoriales.

Es decir, no sólo de que nos convenzamos a nosotros mismos de modificar convicciones forjadas por años y años de un co-gobierno bien poco pudoroso entre la Concertación y los ex pinochetistas (“pinochetistas” secas quedan bien pocos), sino que además, de que convenzamos a la totalidad de ese millón y medio de personas de lo que ellos mismos no han logrado en 20 años, y que, para más remate, lo han ido empeorando con el correr del tiempo. Mientras tanto, sigue creciendo la extendida sensación, seguramente más profunda que la campaña del terror de última hora para “derrotar a la derecha”, de que el grueso de las cúpulas concertacionistas abandonaron hace rato una genuina vocación democratizante (algunas quizás no la tuvieron nunca), se enajenaron en su falta de proyecto político y simplemente se dedicaron a administrar y profundizar un modelo político, social, y económico altamente excluyente, desigual, lleno de contradicciones e insuficiencias.

En ese contexto, la SurDA respeta y hace respetar las opciones de un pueblo llano concertacionista y unas izquierdas movilizadas por el terror a la llegada de los más conservadores y reaccionarios, pero también la de muchísima gente honesta y sin mala voluntad que, por equívocos de complejas razones y raíces históricas o por carencias de educación y formación política, está optando votar por el candidato multimillonario, especulador, y expresión de lo peor de nuestra sociedad, a fin de cuentas, un miembro recientemente incorporado a la elite de la oligarquía chilena, que expresa en él su oportunidad de renovar y reactualizar su liderazgo histórico tan desgastado tras su incursión golpista y dictatorial.

Por tanto, y aunque sea una obviedad para muchos, decimos claramente que el muy posible triunfo de Piñera no debe ser motivo de esperanzas de cambio, ni de alegría ni festejo alguno para nadie en esta angosta y larga faja de tierra, y los días que vienen seguiremos, cada día mayor fuerza, diciéndolo claramente: nos preparamos, sea quien sea quien triunfe el próximo domingo, para ser una oposición creciente, combativa, y sin medias tintas ante todo intento de profundizar las desigualdades, los conservadurismos, y las visiones reaccionarias y no emanadas de los mayoritarios anhelos de transformación progresista, libertaria, democrática, que creemos avanzan y maduran entre nuestro pueblo.

A no dejarse engañar, lo que los porcentajes de votos ocultan lo dicen los números muy nítidamente: la cantidad de chilenas y chilenos que optan por las opciones políticas dominantes viene disminuyendo sostenidamente desde 1988, e incluso el posible triunfo de Piñera es respaldado por menos votos que el derrotado Pinochet en el plebiscito de ese año. Esos datos nos muestran la urgencia política que debemos encarar sin demoras ni ambigüedades: constituir una alternativa clara que asuma como tarea la ruptura y la invención política que encarne los deseos de transformación social y fundación de un nuevo Chile.

Por lo mismo, rechazamos firmemente la guerrilla de descalificaciones, chantajes, y burdos argumentos que nos intentan colocar a todos quienes no concurriremos a apoyar al candidato del continuismo como facilitadores, cómplices o traidores al servicio del avance derechista. Lo diremos claramente: si hay a quienes esos apelativos deben convocar a la reflexión por sus actuaciones pasadas y presentes, esos están en la Concertación, no en quienes hemos emprendido una búsqueda, con errores y aciertos, con triunfos parciales pero mayormente dificultades y obstáculos, para construir una nueva política que imagine, invente, y ponga en marcha los anhelos de transformación social y la generación de una nueva etapa política en el país

Que nadie se confunda: quebrar el cerco político binominal en las elecciones presidenciales de primera vuelta es una victoria que celebramos y estimula políticamente nuestra alegría, son avances que irán produciendo nuevos procesos, uno de ellos está hoy en curso y supone el fin de un ciclo político en que la Concertación fue de muchas maneras hegemónica en la política y el imaginario colectivo del país. No es posible en estos momentos afirmar que el poder de las derechas y de su visión de mundo retroceden, pero hay señales inequivocas de que una parte importante de nuestro pueblo ha ido superando el letargo individual y la apatía política, para comenzar a activarse desde una mirada abiertamente progresista. de izquierda, libertaria.

Sobre nuestras opciones este día domingo

Tras la primera vuelta señalamos públicamente que “No somos sangre nueva para viejos fracasos: Piñera no, Frei tampoco”, y no hemos visto, salvo algunas señales y gestos insuficientes de última hora, nada que sea distinto al más puro oportunismo electoral, o la desesperación de última hora al ver tan cerca la derrota y la pérdida del poder y los privilegios acumulados por las elites concertacionistas. La Concertación es para nosotros y nosotras proyecto agotado, el actuar de sus cúpulas únidas a las de los partidos de derecha ha obstaculizado y servido de cerco contra la emergencia de una política desde y para las mayorías de nuestro Chile.

Hoy, nuestro esfuerzo está definido por la vocación de aportar desde cada espacio surdo, desde cada espacio, territorio y movimiento social con presencia surda, hacia el despliegue y maduración de nuevos instrumentos políticos y sociales para que las mayorías que se vienen activando encuentren su espacio de desarrollo y empoderamiento colectivo.

Creemos que la unidad de las voluntades progresistas, libertarias, y con vocación de transformación social, no pasa por construir un tercer salvataje político para una coalición que se disfraza cada cierto tiempo como opción para frenar a la derecha, mientras co-gobierna y le abre paso a su avance con la mayor parte de sus acciones y omisiones. Hoy la unidad supone prepararse para fundar un nuevo proyecto político que vaya mucho más allá de la propia Concertación y de las izquierdas tradicionales.

Por lo anterior, cualquiera sea la opción personal de Marco para este domingo, nos sigue y seguirá expresando, porque su liderazgo ha encarnado genuinamente la emergencia de una reinvención de la política, acorde con las realidades y tendencias del presente, respetuoso y promovedor de la diversidad y la autonomía de las personas, del diálogo y la construcción colectiva y de las mayorías de un nuevo Chile que haremos crecer en la década del Bicentenario, sea quien sea el tenor del gobierno próximo.

Comprendemos perfectamente la naturaleza diversa y la importancia de las presiones que se ejercen sobre su liderazgo, no solo acá, sino también internacionalmente, porque nadie en el continente (salvo los Uribes, Alan Garcías, y las derechas más reaccionarias y neoliberales) tiene motivos para festejar con Piñera en el gobierno chileno. Frente a ese panorama no debe ser fácil decidirse políticamente, en un escenario tan complejo y donde se debe responder a la confianza de tantos chilenos y chilenas que, proviniendo de distintas identidades políticas, sociales, culturales, se han sentido convocados nuevamente con una expresión política que comienza a mostrar una real vocación de imaginar y concretar una “nueva política”, y que han visto dignidad y respeto en la acción de declarar libertad de acción respecto al voto en segunda vuelta.

De nuestra parte, y más que haciendo un llamado a seguir nuestra decisión, difundiendo nuestra mirada y postura con transparencia y apertura a otras opciones, y aunque sabemos que las dos opciones de la papeleta del domingo no son lo mismo, decir que la mayor parte de las y los integrantes del Movimiento SurDA y nuestros entornos de debate y acción más cercanos no concurriremos con nuestro voto a favor del llamado al “mal menor” y nos declaramos desde ya en oposición frente al próximo gobierno, sea cual éste.

Es la hora de sumar fuerzas, crecer, multiplicarnos y constituir, resueltamente, las condiciones para que pronto las mayorías empoderadas sean gobierno y futuro de transformaciones libertarias en nuestro país.

Con la esperanza intacta y la mirada puesta en una década refundacional para nuestros pueblos,

Coordinación-Vocería nacional del Movimiento SurDA

Desde distintas latitudes de esta larga franja de tierra al Sur de América.

12 de enero de 2010

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Partido Mapuche reafirma llamado a votar nulo en segunda vuelta presidencial

Partido Mapuche llamó a anular el voto, marcando la boleta electoral con la leyenda: ¡Wallmapu Libre!. Destacó la colectividad que, en un plano estrictamente político, el movimiento mapuche no puede seguir operando con la lógica de "sumarse o restarse" cada cuatro años de las elecciones presidenciales. El desafío, apuntó, es dejar de ser clientela electoral chilena y avanzar en la conformación de una fuerza política propia.

AZKINTUWE - TEMUCO - 13 / 01 / 10

www.azkintuwe.org

El Partido Mapuche "Wallmapuwen" llamó en Temuko a anular el voto en la segunda vuelta presidencial, que tendrá lugar el próximo 17 de enero en Chile. Gustavo Quilaqueo Bustos, presidente de la colectividad, afirmó que ni Eduardo Frei ni Sebastián Piñera representan un cambio en lo que definió como una histórica "política de negación" de los derechos nacionales mapuches. A través de un comunicado de prensa, la colectividad reafirmó una posición asumida antes de la primera vuelta electoral.

"En el terreno económico, que el próximo presidente sea Eduardo Frei o Sebastián Piñera no será más que la continuidad del modelo neoliberal, con todo lo que ello implica para nuestro pueblo. En el plano institucional, veinte años después del término de la Dictadura, Chile sigue regido por la Constitución impuesta por los militares", señaló Wallmapuwen.

En materia de derechos humanos, la colectividad nacionalista califica como de una "gravedad extrema" la política represiva del gobierno contra las comunidades mapuches. "Después del asesinato por Carabineros de cuatro militantes mapuche y la encarcelación actual de más de una cincuentena de presos políticos, consideramos que la Concertación carece de legitimidad moral para plantearse como alternativa a la derecha", apuntó.

"En el País Mapuche el gobierno sigue sin garantizar nuestros derechos civiles, políticos, económicos y sociales, así como aquellos relacionados con nuestra lengua nacional y cultura. La criminalización de la protesta social ha desembocado además en un verdadero “estado de excepción” que afecta no solo a los mapuche. Prueba de ello es la reciente detención del escritor vasco Asel Luzarraga Zarrabeitia en Temuko", subrayó la colectividad.

Destacó Wallmapuwen que, en un plano estrictamente político, el movimiento mapuche no puede seguir operando con la lógica de "sumarse o restarse" en las elecciones presidenciales chilenas. "El desafío es más bien no seguir siendo clientela electoral de los partidos chilenos y colocar al centro de nuestro combate la construcción de un instrumento político propio. Sumar y no ser sumados", indicó.

Subrayó la colectividad que su principal tarea es seguir trabajando por construir una "mayoría política y ciudadana" que abogue por la democratización y la autonomía del País Mapuche. "Frente a la alternativa presidencial de Eduardo Frei o Sebastián Piñera, los nacionalistas mapuche llamamos a votar nulo, escribiendo lo siguiente en la papeleta de votación: ¡WALLMAPU LIBRE!", finalizó el comunicado.

A continuación, texto íntegro del pronunciamiento mapuche.

¡Wallmapu Libre!

Ante la segunda vuelta de la elección presidencial, a realizarse el próximo domingo 17 de enero, el Partido Mapuche "Wallmapuwen" reitera a nuestro pueblo y ciudadanos del País Mapuche su posición política al respecto.

En el terreno económico, que el próximo presidente sea Eduardo Frei o Sebastián Piñera no será más que la continuidad del modelo neoliberal, con todo lo que ello implica para nuestro pueblo. En el plano institucional, veinte años después del término de la Dictadura, Chile sigue regido por la Constitución impuesta por los militares. Tampoco se ha modificado el modelo centralista del Estado; ni la Concertación ni la Alianza tienen realmente la voluntad de descentralizar. Como partido del Wallmapu, reiteramos nuestra exigencia de descentralización del Estado y democratización de las regiones. Ello significa la elección popular de sus autoridades, la creación de una verdadera Asamblea y de un Ejecutivo regional, con poderes reales sobre todo lo que atañe directamente a la región.

Ninguno de los dos bloques políticos en disputa plantea tampoco la modificación de la Ley Electoral ni de la Ley de Partidos Políticos, ambas heredadas de la dictadura militar de Pinochet. Reiteramos nuestra exigencia de abolición del sistema electoral binominal para las elecciones parlamentarias y de una nueva Ley de Partidos Políticos, que permita la existencia de fuerzas políticas regionales. La existencia de dichas colectividades, a objeto de romper con el centralismo asfixiante del actual modelo de partidos, es para Wallmapuwen una demanda democrática básica. Tiene que ver con el derecho ciudadano de mapuche y chilenos a la participación política.

En el plano de los derechos humanos, la política represiva contra nuestro pueblo de los últimos gobiernos de la Concertación ha sido de una gravedad extrema. Después del asesinato por Carabineros de cuatro militantes mapuche y la encarcelación actual de más de una cincuentena de presos políticos, consideramos que la Concertación carece de legitimidad moral para plantearse como alternativa a la derecha. Menos aún cuando en su mayoría los prisioneros políticos mapuche están procesados por la Ley sobre Conductas Terroristas, pese a que la propia presidenta Michelle Bachellet manifestó ante la comunidad internacional que renunciaría al uso de dicha legislación pinochetista.

En el País Mapuche, el gobierno sigue sin garantizar nuestros derechos civiles, políticos, económicos y sociales, así como aquellos relacionados con nuestra lengua nacional y cultura. La criminalización de la protesta social ha desembocado además en un verdadero “estado de excepción” que afecta no solo a los mapuche. Prueba de ello es la reciente detención del escritor vasco Asel Luzarraga Zarrabeitia. Luzarraga fue arrestado bajo acusaciones de “terrorismo” que no fueron posibles de acreditar por la fiscalía ante los tribunales. Pese a ello, continúa encarcelado en Temuko, investigado por cargos menores que en cualquier estado democrático de derecho implicarían su puesta en libertad.

En un plano estrictamente político, el movimiento mapuche no puede seguir operando con la lógica de sumarse o restarse en las elecciones presidenciales chilenas. El desafío es más bien no seguir siendo clientela electoral de los partidos chilenos y colocar al centro de nuestro combate la construcción de un instrumento político propio. Sumar y no ser sumados. Reafirmamos por tanto nuestra determinación de seguir trabajando por construir una mayoría política y ciudadana que abogue por la democratización y la autonomía del País Mapuche. El objetivo de un movimiento nacional es siempre gobernar en su propio territorio, gobernar su país. Hacia allá apuntan hoy todos nuestros esfuerzos.

El próximo 17 de Enero, frente a la alternativa presidencial de Eduardo Frei o Sebastián Piñera, los nacionalistas mapuche llamamos a votar nulo, escribiendo lo siguiente en la papeleta de votación: ¡WALLMAPU LIBRE!

WALLMAPUWEN

Un Partido para el País Mapuche

Temuko, Wallmapu, 12 de Enero de 2010

www.azkintuwe.org

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VOTAR HASTA QUE DUELA (Manuel Cabieses Donoso)Compartir

"LOS RICOS ESTÁN MAS RICOS QUE NUNCA, ASÍ QUE NO SÉ CUÁNTO MÁS SE VAN A ENRIQUECER CON PIÑERA" (ESCRITORA ISABEL ALLENDE, 17 DE DICIEMBRE 2009)

En ningún otro momento del último medio siglo la derecha estuvo tan cerca -como ahora- de apoderarse del gobierno mediante el voto ciudadano. Las elecciones del 13 de diciembre dieron al empresario Sebastián Piñera una ventaja de 14 puntos sobre el senador y ex presidente Eduardo Frei: 44,05% contra 29,60%. Sin embargo, a medida que se acerca la segunda vuelta del 17 de enero, el panorama comienza a cambiar.

Bajo la superficie triunfalista de las encuestas y de los medios de comunicación, asoman de nuevo -en ayuda de la Concertación- las maltratadas reservas de voluntad democrática para enfrentar al poder oligárquico. Se trata de la última línea de defensa de una coalición de gobierno extenuada por sus inconsecuencias, sus querellas internas y la corrupción de muchos de sus funcionarios y representantes.

Sin embargo, a falta de una alternativa popular y democrática, transformadora de la sociedad, que aún no logra emerger, la Concertación de Partidos por la Democracia representa el “mal menor” capaz de contener la voracidad de una oligarquía arrogante e inescrupulosa. Don Dinero pretende administrar el poder total en Chile, enmascarando su dictadura con el voto obtenido a través de la manipulación de las conciencias, tal como soñó el pinochetismo con su Constitución de 1980, todavía vigente.

UN POCO DE HISTORIA

La tentación del gran empresariado por administrar la suma del poder político, social y económico tiene ya su historia, en el Chile moderno. El primer intento -casi exitoso- lo hizo en 1938 el millonario especulador de la Bolsa y ex ministro de Hacienda, Gustavo Ross Santa María. Pero fue derrotado en forma estrecha por el abogado y profesor radical Pedro Aguirre Cerda, candidato del Frente Popular (radicales, socialistas y comunistas) que alcanzó el 50,26% contra 49,33% de Ross.

En 1952, otro empresario -fundador de una de las principales fortunas del país-, Arturo Matte Larraín, trató también de imponer su riqueza para ser elegido presidente de la República. No tuvo éxito, pero consiguió 27,81% de los votos. Fue derrotado en forma contundente por un ex dictador (1927-31), el general (r) Carlos Ibáñez del Campo (46,8%), que también superó al radical Pedro Enrique Alfonso (19,95%) y al socialista Salvador Allende Gossens (5,44%), que hacía su primer intento de llegar a La Moneda.

En 1958, un empresario -con más pergaminos que Piñera- ganó la Presidencia de la República. Jorge Alessandri Rodríguez, presidente de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC) y de la poderosa Confederación de la Producción y el Comercio, independiente afín al Partido Liberal, hijo del ex presidente Arturo Alessandri Palma (1920-25 y 1932-38), obtuvo 31,2% de los votos. Superó en forma estrecha al socialista Salvador Allende (28,91%), al democratacristiano Eduardo Frei Montalva (20,75%), al radical Luis Bossay Leiva (15,43%) y al diputado independiente Antonio Zamorano Herrera, ex cura de Catapilco (3,36%). En el Congreso Pleno el Partido Radical -el partido de la Masonería- votó por Alessandri, dándole la espalda al hermano Salvador Allende, ex ministro de Aguirre Cerda.

EL GOBIERNO DE LOS GERENTES

La receta de Jorge Alessandri fue trasladar al gobierno los métodos de administración de la empresa privada para “gerenciar” la crisis que vivía el país. Por eso su administración fue conocida como el “gobierno de los gerentes”. Desde luego, la gran empresa -nacional y extranjera- fue beneficiada con las medidas de ese gobierno.

Aunque representante de la oligarquía, Alessandri practicaba una forma de vida sobria y mesurada, bien distinta de la ostentosa conducta del actual candidato de la oligarquía. Alessandri vivía en un departamento de la calle Phillips, frente a la Plaza de Armas, y caminaba diariamente hasta La Moneda. Los fines de semana los pasaba en una parcela cerca de Santiago a la que viajaba en su automóvil particular. Aún no llegaba al país el huracán financiero del neoliberalismo que más tarde traería la dictadura militar-empresarial, agudizando la desigualdad y provocando la transnacionalización de la economía.

En el período post dictadura, otro empresario, Francisco Javier Errázuriz, intentaría comprar el sillón de O’Higgins. En 1989 obtuvo poco más de un millón de votos (15,43%), pero fue superado por el heredero de la dictadura, el ex ministro de Hacienda Hernán Büchi (29,40%), y por el democratacristiano Patricio Aylwin Azócar (55,17%), cuya presidencia inició la ronda de gobiernos de la Concertación que se prolonga hasta hoy.

LA CONCERTACIÓN EN CIFRAS

El sucesor de Aylwin, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, no tuvo problemas. Fue elegido en 1993 con mayoría absoluta: 57,98% (4 millones 40 mil 497 votos). Pero de nuevo un empresario y candidato de la UDI trató de ganar la Presidencia: Arturo Alessandri Besa (24,41%), sobrino de Jorge Alessandri, ex cónsul de la dictadura en Singapur. Entretanto, José Piñera Echenique, hermano de Sebastián, ex ministro de la dictadura, alcanzó el 6,18%. Este Piñera fue el creador de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) que entregaron al capital privado nacional y extranjero los fondos previsionales de los trabajadores chilenos. Parte considerable de esos recursos, unos 50 mil millones de dólares, los han invertido las AFP en el exterior, sobre todo en Estados Unidos. Además, como ministro de Minería, José Piñera promovió la Ley Minera que abrió las puertas a una inversión extranjera que casi no tributa en el país. Solamente en el año 2006 las compañías extranjeras del cobre ganaron 20 mil millones de dólares. Esas utilidades son colosales si se considera que superan las inversiones brutas en la minería de Chile en los 30 años anteriores. El caso más escandaloso son las ganancias de la minera La Escondida, una empresa australiana. Finalmente, como ministro del Trabajo de la dictadura, José Piñera fue autor del Plan Laboral, un conjunto de normas que hicieron polvo los derechos y conquistas de los trabajadores chilenos, desarticulando la organización sindical.

Pero la situación de la Concertación se hizo difícil a partir de Frei. Su sucesor, Ricardo Lagos Escobar, ex radical, militante part time del Partido por la Democracia (PPD) y del Partido Socialista, no alcanzó la mayoría absoluta en 1999. Llegó sólo al 47,96% (3.383.339 votos). Pisándole los talones estuvo el candidato de la UDI, Joaquín Lavín (47,51% y 3.352.199 votos). La candidata comunista Gladys Marín logró 3,19% y el humanista Tomás Hirsch 0,51%. Aunque la dirección del PC llamó a anular o votar en blanco en la primera experiencia de balotaje, gran parte de su votación apoyó a Lagos, que ganó por nariz (51,31%) a Lavín (48,69%).

Las dificultades concertacionistas se repitieron el 2005, enfrentando a una derecha dividida. La socialista Michelle Bachelet obtuvo 45,96% contra 25,41% de Sebastián Piñera (Renovación Nacional) y 23,23% de Joaquín Lavín (Unión Demócrata Independiente, UDI). La suma de los candidato de la derecha superaba a Bachelet (48,64% contra 45.96%). Pero esta vez el Partido Comunista, que había apoyado al humanista Tomás Hirsch (5,40%), llamó a votar por Bachelet. El PC le presentó algunas “condiciones”, entre ellas la reforma de la Constitución y el cambio del sistema binominal, temas de la legislación laboral y de protección del medioambiente, aceptadas de inmediato por la candidata y su comando. De esa forma -aunque Hirsch llamó a votar nulo- Michelle Bachelet pudo derrotar a Piñera por 53,50% contra 46,50%.

Así llegamos a la sombría situación que hoy encara la Concertación. Sin dudas el peor resultado de uno de sus candidatos presidenciales es el 29,60% que el 13 de diciembre obtuvo Eduardo Frei. Deberá definir en segunda vuelta con un Piñera que se presenta con el 44,05%. Sin embargo, surgen dudas si ese porcentaje es el máximo que puede alcanzar el candidato de la derecha, o si tiene posibilidades de crecer succionando la votación de Enríquez-Ominami, de la cual nunca estuvo muy distante.

Los propios analistas de la derecha, luego de la euforia inicial, han advertido que la fortaleza de Piñera puede ser una ilusión óptica. En efecto, su 44,05% es inferior al porcentaje alcanzado por la derecha en 1989, 1999 y 2005. Asimismo, parte considerable de la votación de Marco Enríquez-Ominami (20,13%), proviene de la Concertación y de sectores de Izquierda que votarían por Frei ante el peligro de una victoria de la derecha. El desplazamiento de votos hacia el candidato de la Concertación ya comenzó con el Juntos Podemos (Partido Comunista, Izquierda Cristiana y Socialistas Allendistas) que el 20 de diciembre oficializó su apoyo a Frei. El candidato presidencial del JP, el socialista Jorge Arrate, aumentó en 60 mil los votos del sector y obtuvo 6,21% (430.824 votos) que reforzarán a Frei.

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