Piñera ha salido ofreciendo 4000 millones de dólares para el financiamiento de la Educación en el país, bautizando la propuesta como GANE, lo que nos debe hacer reflexionar profundamente antes de llevarnos el pan a la boca.
Para ilustrar al lector(a), quiero dar un ejemplo basado en las propias cifras de Cochilco, cálculo en el que espero las matemáticas no me fallen. No me centraré en la Viga Maestra, ni otras reservas metalúrgicas del país – igualmente les dejo cuadros de la evolución de cotización de cobre, oro y plata – que indiscriminadamente han sido explotadas por intereses privados en desmedro del colectivo. Me referiré solamente a uno de la decena de proyectos mineros en el país y sus existencias declaradas de oro, el proyecto Pascua Lama.
Pascua Lama en manos de la transnacional, Barrick Gold, de la que participa una de las grandes fortunas de Chile y el mundo la familia Luksic, declara tener 18,3 millones de onzas de oro, fuera de las de plata y otras que contiene el yacimiento.
El valor actual del oro ronda los 1400 dólares la onza troy, (31 gramos y fracción). Si multiplicamos su valor actual de la onza por los 18,3 millones da un total de 25.200.000.000 dólares. O sea solo ese tesoro posee 25 mil millones de dólares, 5 veces lo ofrecido por Piñera.
Cuándo te preguntas por qué tanta injusticia en tu país, racionalmente tiendo a echarle la culpa al dominio ejercido por el capital financiero desregulado, y de paso al gobernante central y a quién más si este es un régimen en extremo presidencialista.
He escuchado a un par de Congresistas quejarse de ello en mi vida, pero como hay muchos cómodos ya en sus asientos, aceptan el juego para nada democrático cuyas bases fueron creadas bajo dictadura.
Lo expuesto del caso de Pascua Lama, proyecto destructor de glaciares y del agua que a mi juicio vale más que cualquier oro, es muestra de que algo anda profundamente mal.
Chile sigue siendo saqueado, somos el país con las desigualdades económicas más grandes del mundo y con una segregación social que evidencia las contradicciones del modelo. La clase gobernante de las últimas décadas ha hecho caso omiso de atender el fondo del asunto. Esperamos reaccione a tiempo, abandonando la mezquindad económica, y abriéndose a la voluntad política de la ciudadanía, sino quiere seguir aumentando el resentimiento.
Hay que decirlo, hoy tenemos en nuestro país una gran y floreciente generación de profesionales, primerizos en la historia de algunas familias chilenas, dentro de las que me cuento. Esos miles de jóvenes claramente soñamos con otro futuro muy distinto al presente legado. A esos miles se suman más jóvenes cuyos padres si fueron a la Universidad, muchos de los cuales son académicos, entre otros, y toman consciencia de que la transformación que se requiere es mayor.
Queremos más justicia social, queremos más respeto y cuidado de nuestro medioambiente, y hemos entendido que para defender nuestros derechos se hace necesario mantenernos movilizados para despertar y despertarnos. Estamos convencidos de que aunque busquen tildarnos de anarquistas, ilusos, comunistas, ideologizados o como quieran ponerle, somos una diversidad mucho más grande que sus reducciones… una vanguardia a la que se suman multitudes encausándola, una natural respuesta a tanto cara dura.
Y para cerrar esta entrega, no es solo educación gratuita y de calidad en todos sus niveles lo queremos a cuenta de las riquezas de nuestra Matria. Queremos también salud y viviendas dignas. Una respuesta clara que ponga atajo al modelo neoliberal extremista de Chile, aquel que ha provocado grandes favores a los mismos de siempre y maquillajes o superfluos cambios, para que nada cambie para las mayorías.
Solo una gran Asamblea Constituyente, con resguardos de derechos y deberes para todos en un gran diálogo y acuerdo nacional, es la síntesis merecida a la dialéctica en curso. Será entonces que se evidencien más las grandes contradicciones, pues ya era tiempo: la deuda histórica con los pueblos de Chile debe ser pagada.
Por Bruno Sommer
En homenaje a todos los ciudadanos movilizados, a los trabajadores de la gran minería chilena que reivindican el glorioso 11 de julio de 1971 y al valiente presidente de Chile que se atrevió nacionalizar nuestras riquezas naturales, Salvador Allende.
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