Sorpresa causó en el mundo privado la intervención del gobierno para evitar que Anglo bloquee a Codelco en la compra del 49% de la ex Disputada de Las Condes. La británica contactó abogados para analizar el tema. Tiene dos vías para actuar, pero ambas tienen complicaciones.
por Victor Cofré - 06/11/2011
Codelco tuvo dos acuerdos paralelos. El mismo día en que cerró un pacto con la japonesa Mitsui para conseguir el financiamiento por hasta US$ 6.750 millones para adquirir el 49% de la Ex Disputada de Las Condes, hoy Anglo American Sur, la minera estatal tenía un acuerdo escrito con otra minera de tamaño mundial: Rio Tinto, reveló una fuente vinculada al negocio. Pero el precio del cobre bajó, las turbulencias internacionales arreciaron y la multinacional pidió más tiempo. Codelco optó entonces por Mitsui. La carrera había comenzado meses atrás y, para ello, la cuprera chilena interesó a siete multinacionales. A la recta final llegaron tres firmas. Pero ganó sólo una.
La arquitectura de la operación venció el principal escollo para el meganegocio: el financiamiento. Codelco tiene cada tres años, entre el 1 y el 31 de enero, la opción de adquirir hasta el 49% de Anglo American Sur, un derecho que Enami consiguió en 1978 de Exxon, la petrolera que entonces controlaba el yacimiento. La ventana se abre nuevamente en enero de 2012. Codelco deberá pagar unos US$ 6.100 millones, pero ya diseñó su siguiente jugada: tiene la opción de vender luego el 24,5% a su prestamista, Mitsui, la que valoró el 49% en US$ 9.760 millones. Con ello, Codelco captura de inmediato el diferencial de precios entre ambos valores y, además, reduce su endeudamiento.
El problema es para Anglo American, dueña del 100% de la firma dueña de Los Bronces, un yacimiento que produce 260 mil toneladas, pero que tras una cuantiosa inversión elevará sus cifras a 490 mil toneladas el próximo año. La británica nunca quiso vender su porcentaje y pensó, dicen en Codelco, que la cuprera no ejercería su opción porque el gobierno chileno no estaría dispuesto a un desembolso de envergadura en un año de fuertes demandas sociales y presupuestarias. En la firma niegan haber sido sorprendidos por Codelco, pero en la industria insisten en que el management de Anglo, liderado por Cynthia Carroll, no anticipó la jugada. Desde el 12 de octubre, día en que Codelco y Mitsui anunciaron el acuerdo, Anglo se ha mantenido en silencio, pero no inmóvil.
Hace una semana, el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, levantó la voz: "El cumplimiento de buena fe del contrato existente impone a Anglo American el deber de no incurrir en ningún acto u omisión que deteriore o ponga en riesgo el derecho de Codelco". El ex Presidente Ricardo Lagos acusó la intervención del Foreign Office británico en la operación y los trabajadores apoyaron el negocio. "Yo nunca había visto una reacción así", dice un abogado. "Si salen con esta fuerza es porque saben que están defendiendo un derecho feble", dice otro jurista que compara la reacción del Ejecutivo chileno con las frecuentes presiones del gobierno argentino al sector privado.
Por lo mismo, interpretan el apoyo público de los ministros de Hacienda y Minería a Codelco como una amenaza velada e intimidatoria a Anglo American, una firma que ha invertido en Chile más de US$6.500 millones. La ofensiva gubernamental ha ocasionado inquietud en círculos del sector privado, por los efectos sobre la seriedad de las instituciones chilenas. ¿Quién -se preguntan todos- querrá asociarse a Anglo American en la ex Disputada, invertir cuantiosos recursos y enemistarse con el Estado chileno tras el apoyo del gobierno?
En Codelco explican que la ofensiva tuvo otro origen: detectaron que Anglo movía sus piezas para bloquear a Codelco y que había contactado a Glencore y a mineras chinas para ese efecto. En Anglo dicen que negocios son negocios y que ese es el ámbito donde pretenden radicar esta discusión. Y no en otra esfera.
La británica trabaja sus opciones y ya ha contactado bufetes de abogados locales. Mientras Codelco trabajó la operación con Carey & Cia y Mitsui se asesoró con Bofill Mir & Alvarez Jana, Anglo contactó a Claro & Cia y Guerrero, Olivos, Novoa y Errázuriz, dicen fuentes legales. La firma no quiso comentar esta información.
La primera alternativa para impedir el ingreso de Codelco es una venta preventiva. Es el camino que más teme Codelco y frente al cual autoridades de gobierno y la empresa han deslizado duras consecuencias. El contrato de 2002 -cuyos contenidos publicó La Tercera hace dos semanas- entrega a Codelco la opción de comprar hasta el 49% de la empresa, siempre y cuando Anglo siga siendo dueña del 100% de la firma. Si Anglo tiene una participación menor, Codelco podrá comprar menos del 49%. El contrato pone un ejemplo: si Anglo es dueña del 75% y un tercero posee el 25%, Codelco sólo podría adquirir el 24%.
Abogados que justifican la posición de Anglo interpretan que el contrato permite a la británica vender parte de sus acciones antes del período de la opción de Codelco. La británica, agregan, puede disponer libremente de sus bienes hasta el 31 de diciembre, por el ejercicio de su legítimo derecho de propiedad, algo que el Estado no puede conculcar.
En Codelco rebaten todo. Sus abogados creen que una venta de Anglo sería una hostilidad destinada únicamente a impedir a Codelco el ejercicio de su derecho. Afirman que Anglo nunca tuvo interés en vender y que ahora lo hace para capturar para sí el valor de la opción. Además, afirman que la "ventana" de la opción comenzó el 28 de octubre, cuando Codelco notificó a Anglo que ejercería la opción. Felipe Larraín lo dijo ese día: "Este ministerio y el gobierno de Chile consideran que con este paso, el proceso de ejercicio de la opción de compra, que se abre en enero de 2012, se da por iniciado formalmente". Abogados que respaldan a Anglo dicen que ello no es así: los contratos no incluyen ninguna notificación y la opción comienza el 1 de enero de 2012. Y no antes. "Codelco trata de construir un caso", dicen.
En Anglo han dicho que están obligados a evaluar lo mejor para sus accionistas y que deben explorar si existe un mejor postor. Un abogado insinúa que quizás Anglo American estaba vendiendo antes y es Codelco el que está bloqueando esa operación. En la minera estatal lo descartan de plano.
Un director de Codelco dice que la opción debe respetarse por el principio de la buena fe establecido en los contratos. Lo mismo responde un abogado que conoce el caso, pero desde la óptica de Anglo. La opción pertenece al Estado de Chile, a través de Codelco, empresa que, incumpliendo el espíritu de ese pacto, le entregará luego a un tercero, la japonesa Mitsui, la mitad de ese derecho. Ello les hizo revisar un litigio internacional en Canadá, que enfrenta a Barrick Gold con New Gold y Goldcorp. El caso es similar. Codelco conoce ese caso y sus abogados lo estudiaron para el acuerdo con Mitsui.
Como sea, cercanos a Codelco admiten que el contrato de 2002 es deficiente, opinable y sujeto a interpretaciones. Pero dicen que la suya es la correcta.
La alternativa de la venta tiene otra dificultad: los potenciales interesados están bloqueados. Las siete que negociaron con Codelco debieron firmar un compromiso excluyéndose de competir por el mismo activo. Y entre ellas se cuentan, dice una fuente, todas las grandes: Freeport, BHP, Minmetals, Rio Tinto y Antofagasta Plc. Solo Xstrata está disponible.
Este es el escenario más extremo y Codelco ya estudia los pasos legales. Si Anglo vende, Codelco podría demandar en tribunales el cumplimiento forzoso de la opción. El convenio de 2002 establece que se regirá por las leyes chilenas y por la jurisdicción exclusiva de los tribunales chilenos.
Una alternativa menos confrontacional es negociar con Codelco la compra de su opción. Ya lo hizo antes: una autoridad reveló que la británica ofreció unos US$ 1.000 millones por la opción. Pero eso fue antes del pacto Codelco-Mitsui. Y hoy cuesta mucho más.
En Codelco calculan que esa opción vale unos US$ 4.500 millones. La cifra incluye lo siguiente: el diferencial de precio entre la opción y el valor comercial, más los impuestos por US$ 900 millones que Chile dejaría de recibir por la compra y una multa a favor de Mitsui por deshacer el convenio.
Otra fuente asegura que Codelco se comprometió contractualmente con Mitsui a no vender la opción a un tercero. La japonesa tiene otra garantía que, reveló una fuente que prefirió el anonimato, dados los contratos de confidencialidad, le otorgan un first refusal sobre el activo: si Codelco recibe una oferta de un tercero por su 49% de Anglo American Sur, Mitsui tiene el derecho preferente de igualar la cifra.
La venta de su opción a Anglo tiene un pero para Codelco. La compra es una oportunidad para incrementar su volumen de producción atribuible y mantener con ello su predominio mundial. Codelco produjo 1,76 millón de toneladas en 2010.
Par algunos observadores, el dilema de Anglo se expresa en lo siguiente: disputar a Codelco el valor del 49% de Anglo American Sur o elegir la convivencia pacífica y, de esa manera, evitar dañar a largo plazo sus activos en Chile, al enturbiar sus relaciones con el Fisco. Quien lo ven de esta manera coinciden en que la británica decidirá por esta última fórmula, ya que le será difícil conseguir un comprador que el gobierno ha intentado ahuyentar y porque Anglo tiene el 25% de su negocio mundial en Chile. Otros, sin embargo, descartan represalias y consideran impensable que Anglo deba enfrentar dificultades en Chile por el solo hecho de utilizar a su favor lo que le autoriza un contrato válidamente suscrito.
Si se ejerce la opción, Codelco y Anglo serán socios de una firma que deberá transformarse en sociedad anónima y que hoy tiene sólo tres directores. Uno de ellos le corresponderá a Codelco.
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